La vista del valle del Turius desde las calles de Edeta tiene su encanto...
Pensar que por estas calles se apelotonaban mercaderes de toda la Edetania, mujeres cargadas con cántaros y cestos, mulas, esclavos portando fardos y enseres de todo tipo o arrogantes guerreros de altas cimeras es fascinante...
Decenas de columnas de humo subiendo lentamente hacia el cielo azul de la Hispania Citerior, el griterío de la chiquillería jugando por las calles y el ruido de los ejes de carro, fraguas y conversaciones airosas frente a la casa del Consejo...
Así sería en tiempos clásicos hasta que se vio implicada en las Guerras Púnicas en el siglo III a.C. Tras la derrota cartaginesa su poder e influencia fue apagándose frente a la prosperidad de las vecinas Saguntum y, posteriormente, Valentia.
Su fin llegó en el 76 a.C., cuando Edeta se convirtió en el escenario del
"Pulso de los Titanes"
Estos zócalos desnudos son los únicos restos de la soberbia Edeta - en algunos textos posteriores también llamada Lauro - tierra de valientes guerreros y feroces mercenarios, respetados, temidos y codiciados por los ejércitos de Cartago y Roma. A su vez, también son los únicos testigos del voraz incendio que consumió la ya mermada ciudad tras la rendición incondicional propuesta por Quinto Sertorio después de derrotar, humillar y masacrar una legión entera del impetuoso Pompeyo el Grande a muy poca distancia de esta legendaria colina.
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