Reportaje en el diario Levante-EMV publicado el Domingo 17 de Junio en su edición de La Ribera sobre la presentación de "Devotio, Los Enemigos de César" en la Ermita de Sant Llorenç de Cullera:
La Saga de los Antonio de Valentia
Bienvenid@s a la antigua Hispania romana...
Querid@ amig@, te invito a un viaje muy especial, una ventana que te permitirá ver nuestro pasado y conocer las costumbres y vidas de nuestros ancestros, tan sólo dos mil cien años atrás, cuando esa bella dama llamada València nacía en la isla fluvial del curso bajo del Turivs de la mano de las palas, el sudor y la ilusión de poco más de dos mil veteranos licenciados de las legendarias legiones de Roma.
VALENTIA, DEVOTIO y PRINCEPS contienen entre sus páginas muchos de los momentos más apasionantes y dramáticos que vivió la joven Perla del Turia desde sus primeros años de vida allá por el siglo I a.C. hasta la gran persecución de principios del siglo IV d.C.
En VALENTIA conocerás a dos hombres atrevidos y extraordinarios, Quinto Sertorio y Pompeyo el Grande, ambos decididos a dirimir sus irreconciliables diferencias en tierras valencianas inmersos en la cruenta Guerra Civil que sacudió a la vieja República.
En DEVOTIO podrás leer dos historias paralelas: la primera de ellas la protagoniza un peligroso triángulo formado por Publio Daciano, el gobernador de la Tarraconense, Eutiquio de Osca, un diácono indomable, y Tito Antonio, un magistrado veterano que se ve atrapado en medio de la gran persecución de los cristianos. La segunda historia nos lleva 20 años después de VALENTIA, cuando el único hijo de Cayo Antonio, Lucio, decide lavar el honor familiar yendo a luchar contra un usurpador que pretende dominar la República: Cayo Julio César.
En PRINCEPS Lucio Naso seguirá a uno de los grandes hombres que protagonizaron el fin de la república, Sexto Pompeyo, conociendo en paralelo las carreras desaforadas hacia el poder de Marco Antonio y Gayo Octavio Turino, quien con el tiempo y astucia acabaría siendo conocido como Augusto, el princeps...
Querid@ amig@, te invito a un viaje muy especial, una ventana que te permitirá ver nuestro pasado y conocer las costumbres y vidas de nuestros ancestros, tan sólo dos mil cien años atrás, cuando esa bella dama llamada València nacía en la isla fluvial del curso bajo del Turivs de la mano de las palas, el sudor y la ilusión de poco más de dos mil veteranos licenciados de las legendarias legiones de Roma.
VALENTIA, DEVOTIO y PRINCEPS contienen entre sus páginas muchos de los momentos más apasionantes y dramáticos que vivió la joven Perla del Turia desde sus primeros años de vida allá por el siglo I a.C. hasta la gran persecución de principios del siglo IV d.C.
En VALENTIA conocerás a dos hombres atrevidos y extraordinarios, Quinto Sertorio y Pompeyo el Grande, ambos decididos a dirimir sus irreconciliables diferencias en tierras valencianas inmersos en la cruenta Guerra Civil que sacudió a la vieja República.
En DEVOTIO podrás leer dos historias paralelas: la primera de ellas la protagoniza un peligroso triángulo formado por Publio Daciano, el gobernador de la Tarraconense, Eutiquio de Osca, un diácono indomable, y Tito Antonio, un magistrado veterano que se ve atrapado en medio de la gran persecución de los cristianos. La segunda historia nos lleva 20 años después de VALENTIA, cuando el único hijo de Cayo Antonio, Lucio, decide lavar el honor familiar yendo a luchar contra un usurpador que pretende dominar la República: Cayo Julio César.
En PRINCEPS Lucio Naso seguirá a uno de los grandes hombres que protagonizaron el fin de la república, Sexto Pompeyo, conociendo en paralelo las carreras desaforadas hacia el poder de Marco Antonio y Gayo Octavio Turino, quien con el tiempo y astucia acabaría siendo conocido como Augusto, el princeps...
Si siempre has querido saber más sobre la Historia antigua de València, si no te has conformado con la poca y dispersa información que hay sobre ella y crees que hay muchas más cosas interesantes y curiosas que saber de nuestros orígenes esperando a ser descubiertas, acertarás leyendo las epopeyas de Cayo Antonio Naso y su hijo Lucio, ciudadanos de VALENTIA.
PLVRIMAM SALVTEM OMNIBVS!
Gabriel Castelló
El Puig (València)
martes, 19 de junio de 2012
Archienemigos de Roma: SIMÓN BAR GIORA, el edomita rebelde
ARCHIENEMIGOS DE ROMA:
SIMÓN BAR GIORA, EL EDOMITA REBELDE
Nuestro archienemigo de hoy fue uno
de los líderes judíos que se rebelaron contra Roma a finales del principado de
Nerón, provocando el mayor desastre físico, humano y espiritual que sufrió
Jerusalén en toda la Antigüedad clásica. Su obstinación y fe ciega en su Dios
llevó al pueblo de Israel a uno de los episodios más sangrientos de su agitada
Historia.
En el año 66 de nuestra era, siendo por
entonces emperador Nerón, Jerusalén,
y toda Judea, se alzó contra Roma… Pero, ¿por qué una provincia hasta entonces anodina
y tranquila osó desafiar al estado más poderoso de su época? Entendamos las
causas: Judea entró en la órbita romana en una de las exitosas campañas de Pompeyo el Grande, en el 63 a.C. Tras
la reordenación del Oriente romano, varios regentes títere al gusto de la
República, estilo Herodes el Grande
y su inoperante descendencia, gobernaron la provincia bajo la supervisión de un
prefecto romano, dejando a los judíos un presunto autogobierno que mantuviese
sus tradiciones, siempre y cuando se aportasen regularmente los tributos
fijados para la provincia. Aquel tenso equilibrio entre tolerancia religiosa y
aceptación política se truncó en la Pascua del año 66. Según nos ha dejado en
sus crónicas Flavio Josefo,
historiador judeo-romano partícipe en este relato, los motivos de la revuelta
fueron la realización de un sacrificio a los dioses ante la Sinagoga de
Cesárea, importante ciudad portuaria de Judea con numerosa población de origen
griego, el latrocinio de diecisiete talentos de oro destinados al Templo por
parte del procurador Gesio Floro y, quizá por ello, la decisión del mantenedor
de éste, el hijo del Sumo Sacerdote llamado Eleazar ben Hanania, de no realizar ningún sacrificio más en él en
honor al emperador.
Jerusalén en el siglo I |
Ante la inminencia del estallido de la
revuelta, el timorato Herodes Antipas II y su esposa Berenice huyeron de Judea,
buscando refugio en Siria, bien pertrechada con los efectivos que Gayo Cestio Galo, legado del emperador
en dicha provincia, estaba reuniendo en la costa dispuesto a atajar la
sublevación. Tras unos tempranos éxitos militares de Galo en el valle de Jezreel, se vio incapacitado para tomar
Jerusalén con solo la XII Fulminata.
Mientras se retiraba para afianzar posiciones, fue sorprendido por Eleazar ben Simón en Beth-Horon.
La matanza fue importante, pues prácticamente Galo perdió todos sus efectivos,
unos 6.000 hombres más su impedimenta, teniendo que huir ignominiosamente entre
cerros y barrancos hasta llegar a Antioquía. Los dioses le privaron de rendir
cuentas a Nerón por aquel desastre,
pues murió en Siria muy poco después, siendo sustituido en el cargo por Gayo
Licinio Muciano.
Lo que no podían imaginarse Simón bar Giora y los suyos era que el
estallido de una guerra civil en Roma paralizaría la campaña de Vespasiano.
Tras la muerte violenta de Nerón, se
sucedieron disturbios importantes en la ciudad, llegando a ocupar brevemente la
púrpura hombres oscuros y de pocos escrúpulos como Otón y Vitelio hasta
que, en el 69, fue Vespasiano quien
prevaleció entre todo aquel embrollo de intrigas e intereses. Por dicha causa,
el nuevo emperador dejó a su hijo Tito
en Judea a cargo de sofocar la revuelta. Una ardua tarea para un joven de
veintinueve años…
Esquema del sitio de Jerusalén |
Ante la imposibilidad de tomar al asalto una
ciudad tan grande y bien defendida, Tito
optó por cercarla, colocando sus cuatro legiones alrededor de ella e impidiendo
a los centenares de peregrinos circunstanciales que se encontraban allí durante
la Pascua poder salir de la ciudad. Pensó que así habría más bocas intramuros que
forzasen una rendición pactada. No salió así. El dios vengativo de los judíos
no entendía de misericordia. Miles de personas murieron en Jerusalén víctima
del hambre y las enfermedades, mientras Simón
Bar Giora y los suyos mantenían a raya tanto a los romanos como a sus
paisanos que asistían petrificados a cada represalia de los zelotes, llegando a echar desde los
muros a toda persona que se mostrase propensa de llegar a un acuerdo con los
romanos. El terror se apoderó de la ciudad. Mataban tanto los fanáticos como la
inanición, como le sucedió al codicioso sumo sacerdote Ananías, proclive a pactar un armisticio en el que no peligrase su
fortuna. Sacándole de su escondrijo, fue ajusticiado por los zelotes sin el
mayor miramiento. Tito seguía
esperando; la guarnición de Jerusalén rondaba las 25.000 personas, una parte
bajo la autoridad del zelote Eleazar ben Simón ocupando la Torre
Antonia, otra parte bajo el sicario Simón
bar Giora y una tercera parte de corte idumeo bajo el control directo de Juan de Giscala. Todo intento de asalto
pasaría siempre por tomar primero la Torre Antonia: era una fortaleza
imponente, levantada por Herodes el Grande en honor de su benefactor, Marco
Antonio, de ahí su nombre. Mientras los
judíos se descomponían en sus cuitas internas, Tito sacaba a sus cuatro legiones a formar ante los muros,
atemorizando con su poderío a los centinelas.
Flavio Josefo |
«Que se
salven ellos y el pueblo, que salven a su patria y al templo» (Guerra de los
judíos V, 362); «Dios, que hace pasar el imperio de una nación a otra, está
ahora con Italia» (Guerra V, 367); «Nuestro pueblo no ha recibido nunca el don
de las armas, y para él hacer la guerra acarreará forzosamente ser vencido en
ella» (Guerra V, 399); «¿Creéis que Dios permanece aún entre los suyos
convertidos en perversos?»
El incendio del Templo de Salomón |
Detalle del Arco de Tito |
El Senado quiso otorgarle al joven Tito una corona por su victoria, pero
éste la rechazó diciendo: "no hay
mérito en derrotar un pueblo abandonado por su propio Dios". El
resultado de la revuelta fue devastador. Según citó Josefo, cerca de 1.100.000
judíos murieron en los cuatro años de guerra, además de los 97.000
que acabaron como esclavos. Todos los elementos sagrados del judaísmo, como la Mesa de Salomón o el Candelabro de los Siete Brazos acabaron
en el desfile triunfal del futuro emperador, comenzando una ruta legendaria
cuya pista se perdió tras la conquista árabe de Hispania. No solo se exhibieron
tesoros, Juan de Giscala y Simón bar Giora también desfilaron en
el Triunfo; el primero murió en las mazmorras, mientras que su compañero de
revuelta tuvo un final más rápido y sencillo. Al final del pasacalle, lo despeñaron
desde la Roca Tarpeya, el lugar ancestral desde el que se ajusticiaba a los peores
enemigos de Roma.
lunes, 18 de junio de 2012
DEVOTIO en la Ermita de Sant Llorenç de Cullera
DEVOTIO en el PORTVS SVCRONENSIS...
El pasado viernes 15 de Junio a las 20:00h comenzó un bonito evento ubicado en uno de los parajes que menciono en mi novela. Según reza la tradición, en el mismo lugar en el que hoy se encuentra la Ermita de Sant Llorenç es donde fue sepulado por primera vez el cuerpo incorrupto de Eutiquio de Osca, conocido para la posteridad por Sant Vicent Màrtir.
De izq. a dcha., Kike Gandía, un servidor, Manuel López y Salvador Raga |
Desde aquí quisiera agradecer al Consistorio de Cullera su implicación y ayuda, con especial mención de Kike Gandía, responsable del Museo Municipal de Historia y Arqueología de Cullera, y Salvador Raga, presidente de la Asociación Via Vicentius Valentiae, promotora del Camino de San Vicente Mártir.
Un paraje de leyenda, buena asistencia, amig@s y horchata, una perfecta combinación para una plácida tarde de viernes. ¡Gracias a tod@s!
viernes, 15 de junio de 2012
Archienemigos de Roma: RETÓGENES, el numantino
Archienemigos de Roma:
RETÓGENES, el numantino
Vigésimo octava entrada de esta serie en www.historiasdelahistoria.com
Nuestro archienemigo de hoy no fue un
gran caudillo militar, o un héroe admirado y loado, fue un joven guerrero, un
elemento más dentro de la feroz resistencia que una sola ciudad opuso a la
máquina militar mejor engrasada del mundo antiguo: Numancia. Sirva este artículo como homenaje no solo al joven Retógenes, sino a los dos mil
quinientos numantinos que, todos a una como la posterior Fuenteovejuna, no
dieron su brazo a torcer ante el invasor romano.
Entremos en contexto. Numancia. Solo mentar aquella pequeña y terca ciudad de Hispania en el foro de
Roma provocaba sarpullido. Los hijos de los grandes hombres, en vez de
alistarse para ganar fama y prestigio en su cursus
honorum, trataban de eludir sus compromisos militares con tal de no acabar
enrolados en el siguiente ejército que partiría hacia la indómita frontera
hispana. Durante casi veinte años, las tribus celtíberas y arévacas se
mantuvieron en clara hostilidad frente a Roma, desafiándola y ocasionándoles a
los cónsules encargados del asunto derrotas y humillaciones como la de G. Hostilio Mancino que, como castigo
por haber pactado con el enemigo, acabó desnudo ante los muros de Numancia. Aquel
cúmulo de desastres perduró hasta que el Senado se hartó de aquella situación
estancada y decidió encargarle al más prestigioso militar del momento, el flamante
conquistador de Cartago, que atajase el problema hispano definitivamente.
En el 134 a.C., Publio Cornelio Escipión Emiliano, nieto adoptivo del Escipión el Africano
que tan bien nos ha recreado últimamente Santiago Posteguillo, tomó las riendas
del asunto. Una vez ratificado en su cargo, y modificado el calendario para
poder acometer el proyecto dentro del año que duraba el mismo, equipó 4.000
voluntarios con su propia pecunia, formando su “cohorte de amigos” con los más
afines de ellos. El Senado le negó fondos para tan arriesgado proyecto, pero
Escipión, con desprecio según nos dejó Plutarco, les dijo que “le bastaba el suyo y el de sus amigos”.
Cuando llegó a Numancia no entró de inmediato en combate con los obstinados numantinos.
Tenía mucho trabajo por delante que hacer con sus propios hombres, cuya
disciplina brillaba por su ausencia tras años y años de falta de liderazgo. Empezando
por expulsar del campamento a las concubinas, rameras, adivinos, buhoneros y
demás parásitos del ejército que convivían con los legionarios, les aplicó
marchas y maniobras con severidad, devolviéndoles a las legiones su condición
de ejército. Uno de los tribunos destinados en Hispania mostró tanta entrega en
recuperar la moral de las tropas que Escipión le condecoró. Se llamaba Gayo
Mario. Estando en aquellas cuitas, llegó su aliado númida, el rey Yugurta, con 15.000 hombres y 20
elefantes. Aun así, sabía que no era suficiente.Guerrero numantinos |
Los Consejos de Termes (Montejo de Tiermes) y Uxama
(Burgo de Osma) le dieron calabazas y solo la juventud guerrera de Lutia (quizá Luzaga) les acogió como
héroes y les prometió ayuda. Uno de los errores más comunes heredados de la
educación de otros tiempos, y que sobrevive en algunos esperpentos televisivos
ambientados en los nuestros, es pensar en una Iberia unida frente al invasor
romano. Esa imagen idealizada del indígena confederado ante la potencia
extranjera es completamente falsa. Ninguna ciudad apoyaba a la vecina per se, pues cada etnia o ciudad de la vieja
Iberia velaba por sus propios intereses, con o contra Roma. Sirva este macabro
ejemplo como prueba de ello: el propio Consejo de los Ancianos de Lutia, temeroso de las represalias del
inflexible Escipión en cuanto se supiese la insurrección de los jóvenes,
decidió anticiparse a los hechos y avisar a los romanos de las intenciones de
sus impetuosos guerreros. La reacción de Escipión fue implacable. Las tropas
romanas entraron en Lutia por
sorpresa, antes de que la leva se movilizase, capturando a los jóvenes
numantinos y sus nuevos aliados lutiakos. El castigo fue tan explícito como
ignominioso: 400 jóvenes guerreros
perdieron aquel día su mano derecha, inhabilitándolos para levantar su espada
contra Roma… y poder morir en un combate honroso. No se sabe si Retógenes fue uno de aquellos 400
mutilados, pero es muy probable de que así fuese. Nada más se supo de él.
El fin de Numancia |
Numancia cayó el 133 a.C. Tras la infructuosa
y postrera embajada del consejero Avaros, en la que Escipión no aceptó ningún
trato de favor en caso de pactar la rendición, sus indómitos habitantes
prefirieron el efecto del tejo, el fuego o el hierro antes de acabar comiéndose
unos a otros o cargados de cadenas arrodillados frente a aquel arrogante legado
romano. Solo unos pocos desfilaron en el triunfo de Escipión Emiliano por las
calles de Roma, desde entonces también llamado Numantino, y el resto fueron
vendidos como esclavos. Tras la caída de Numancia, toda la Celtiberia se
mantuvo en paz hasta que, setenta años después, un caballero tuerto e idealista
incendiase Hispania en su rebelión contra la tiranía de Sila: hablamos de mi
querido Quinto Sertorio.
Para ver el artículo original:
viernes, 8 de junio de 2012
Vistas de la Hispania de Sertorio: ALONIS
ALONIS, la misteriosa cuarta ciudad romana de la Contestania
Fundada por colonos massaliotas sobre el siglo V a.C., ALONIS (Ἀλονίς en griego), las primeras menciones a la ciudad datan del siglo I a. C. El geógrafo Artemidoro de Éfeso la describió como «isla y ciudad de Massalia», lo que retrotrae la existencia del establecimiento al siglo V a. C. Estrabón, por su parte, no la cita directamente en su Geografía, pero sí habla de «tres fundaciones massaliotas [de las cuales] [...] la más conocida es Hemeroskopeion» (Geografía, III, 4, 6), por lo que se acepta sin dudas que Alonis y Akra Leuké serían las otras dos. Hemeroskopeion estuvo situada en Dénia, o muy cerca, mientras que Akra Leuké ("el acantilado blanco") podría ser la Leucante ibera.
Ya en época romana, se sabe de la existencia de cuatro municipios con administración propia, de los que dependían otras aldeas, postas y poblaciones menores. Estos eran Dianium, Ilici, Lucentum/Leucante y Allon/Alonis. La ubicación de esta última, lejos de la Via Heráclea / Augusta, le confirió una autonomía importante, y más tras la concesión del grado de municipio en el año 74 de nuestra era, siendo Vespasiano emperador en Roma.
La ciudad romana correspondería aproximadamente a La Vila amurrallada en el siglo XVI, con el curso del río Amadorio como límite Sur, la muralla como Norte y Oeste y el puerto como Este. El único elemento romano visible que nos queda de aquella época es este monumento funerario sito a 3 Km. de la ciudad en dirección a Benidorm, a pocos metros de la playa del Racó del Conill.
la Torre de Sant Josep |
En diferentes campañas arqueológicas se han ido encontrando muchas cosas en el casco antiguo de La Vila, piezas interesantes que no pueden verse en su lugar de origen a causa de las obras de remodelación del Museo Arqueológico de La Vila. Espero que para esto sí que haya fondos. Una carrera menos y ya estária en marcha. Pegas de vivir en la tierra del PANES ET CIRCENSES.
Así fue la Mesa Redonda sobre Novela Histórica en Bibliocafé
A las 19:30 ya estábamos preparados. A nuestro lado de la mesa, Miguel Ángel Badal, Sebastián Roa y un servidor, dos artistas del medievo junto a un ilusionista de la antigua Roma. Sobre la mesa sus últimas obras, "El Señor de Loredemanos" y "Venganza de Sangre" respectivamente. Mi "Devotio" era tan virtual como el mercado digital en el que estoy embarcado. Estaba presente e intangible a la vez.
Entre el público grandes amigos y camaradas de pluma y tintero, como Isabel Barceló, Rafa Lillo, Marta Querol, Txema Gil, Raúl Borrás, Santiago Álvarez, Jordi Llobregat, José Sanz, Alejandro Mohorte y un largo etcétera, y que me perdonen los que mi memoria de pez no retiene.
Amigos, libros y armas de época, buena compañía |
Mi más sincero agradecimiento a Bibliocafé por concederme esta oportunidad y, cómo no, a tod@s los asistentes por su complicidad. Lo pasamos francamente bien. Os recomiendo que, quienes todavía no conozcáis sus obras, os acerquéis a ellos. Escriben muy bien, transmiten pasión y crean ficición histórica de calidad.
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