CNIVA, el "emperadoricida",
Vigésimo séptima entrega de “Archienemigos de Roma“
Mi última colaboración en www.historiasdelahistoria.com
Nuestro archienemigo de hoy es otro bravo bárbaro del norte olvidado intencionadamente por la propaganda imperial de su época, pues suyo fue el terrible honor de haber sido el primero en derrotar y dar muerte a un emperador romano en el campo de batalla. Poco más nos ha llegado sobre el resto de su vida y obra, pero sí mucho del turbio contexto histórico que abocó en su rotunda victoria.
Prácticamente nada se sabe del origen de Cniva; su nombre le evidencia su origen godo (Kniwa, significa en esa lengua cuchillo, de ahí podría proceder el anglosajón knife), y su aparición en la Historia viene derivada de la primera vez que su pueblo cruzó el limes danubiano dispuesto a saquear la provincia romana de Moesia. Procedentes del Báltico, probablemente del sur de Suecia, este pueblo germánico llegó a ocupar buena parte de la Dacia romana antes de atreverse con aquel objetivo tan suculento. Las fuentes históricas de origen griego nos hablan de que Cniva acaudillaba una coalición “escita”, afirmación entendible en su contexto pues este rey godo estaba a la cabeza de una soberbia migración multiétnica en la que, a buen seguro, también había vándalos asdingos, sármatas, bastarnas e incluso algunos desertores romanos, quienes serían sus guías en tierras desconocidas. El término escita no es estrictamente correcto para definir a todos estos bárbaros del noreste; se debe a que, para muchos historiadores del momento, todos aquellos pueblos más allá de los Cárpatos eran considerados como escitas, aludiendo a los legendarios jinetes arqueros de las estepas euroasiáticas.
Decio |
Nicopolis Ad Istrum |
El desconcierto en las filas romanas fue utilizado simultáneamente tanto por el enemigo bárbaro como por el adversario político de Decio. Al inicio del verano del 251, Cniva ordenó tomar al asalto Philipolis con suma crueldad. Miles de ciudadanos fueron violentados y esclavizados o asesinados durante el severo pillaje. Mientras tanto, el hermano de Filipo el Árabe, Gayo Julio Prisco, se hizo proclamar emperador en la vecina Tracia. El problema de aquel inoportuno usurpador se resolvió solo, pues Prisco fue asesinado poco después, pero el feo asunto godo no parecía tener tan fácil solución.
Decio, horrorizado y encorajinado por los testimonios de los pocos supervivientes que pudieron escapar del horror de Philipolis, reagrupó sus tropas frente aquella ciudad, tratando de envolver a Cniva. El caudillo godo, sabedor de la dificultad de mantener un asedio con hombres cansados dentro de una población masacrada y sin víveres, optó por retirarse con el ingente botín de guerra y los nobles cautivos hacia un lugar que le permitiese tener camino expedito al Danubio, dividiendo su ejército en pequeños grupos difíciles de apresar por su gran movilidad. Decio les siguió, metiéndose él mismo si ser consciente de ello en una trampa letal. El lugar en el que Cniva decidió que había llegado el momento de reunirse y combatir fue un paraje cenagoso en la Ludogorie (“la región de los bosques salvajes”, en la mesera de Dobruja, actual Bulgaria nororiental), cerca de la pequeña población de Abrittus, también conocida como Forum Terebronii (a un kilómetro de la actual Razgrad) El rey godo conocía muy bien el terreno, aventajando en ello a su adversario. Este lugar insignificante próximo a un espeso pantano de Moesia estaba a punto de pasar a la Historia.
Lugar donde ocurrió la batalla de Abrittus (Razgrad, Bulgaria) |
Que nadie llore; la muerte de un soldado no es gran pérdida para la República.Quizá alentados por el coraje del emperador, quizá obcecados en una lucha atípica para la férrea disciplina militar romana, o quizá atraídos por la artimaña de Cniva de aparentar debilidad cuando el grueso de su ejército permanecía esperando agazapado en aquel lodazal, el ejército imperial se fue empantanando más y más en aquella charca de Abrittus, engañado por su temprano éxito, y acabó combatiendo entre el barro hasta que la treta del godo invirtió el equilibrio. El ejército romano fue totalmente aniquilado. El emperador Decio murió junto a sus hombres en aquella desastrosa batalla. Con estas palabras lo reflejó el historiador Sexto Aurelio Víctor:
… Decio, mientras perseguía a los bárbaros al otro lado del Danubio, murió por traición en Abrito después de reinar dos años… Muchos cuentan que su hijo cayó en batalla mientras dirigía un ataque demasiado audazmente; el padre, en cambio, había afirmado enérgicamente que la pérdida de un soldado parecía demasiado insignificante para preocuparse. Y así siguió con la guerra, y murió de manera parecida mientras peleaba enérgicamente…Y así lo describió años después Lucio Celio Lactancio, historiador cristiano y, por lo tanto, enemigo de la memoria y valentía del emperador pagano:
…fue repentinamente rodeado por los bárbaros, y le mataron, junto con gran parte de su ejército; no pudo ser honrado con los ritos de la sepultura, sino que, despojado y desnudo, yació para ser devorado por las fieras salvajes y las aves, un final adecuado para el enemigo de Dios…La presunta traición que mentaron Aurelio Víctor o Zósimo en sus crónicas de este infame episodio de la Historia de Roma se basó en rumores malintencionados que atribuían la muerte de Decio a una conspiración secreta entre su legado Gayo Vivio Treboniano Galo y los godos, felonía que nunca se pudo demostrar. Su inmediata adopción de Gayo Valente Hostiliano, el segundo hijo de Decio, de apenas un año de vida y heredero tácito de la púrpura imperial, pone en contradicción semejantes y aviesos planes, así como que los mismos legionarios supervivientes encumbrasen como nuevo emperador al autor de tamaña catástrofe si era sospechoso de haber causado tantas muertes entre los suyos. De todos modos, la peste bubónica que asoló Roma un año después se llevó al chico, y con él las sospechas de una posible usurpación.
Como artífice de la masacre de Abrittus, Cniva entró en la Historia como el primer rey godo en enfrentarse a las legiones dentro del limes, vencerlas y ser verdugo de un emperador de Roma. Decio fue el primer emperador en morir al frente de sus tropas durante una batalla, algo tan deplorable para un Imperio que comenzaba a agotarse moral y económicamente que, quizá a causa de esta ignominia, o a raíz de otras calamidades que sobrevinieron después, sobre los Decii cayó una damnatio memoriae. Treboniano Galo no tuvo más remedio que pactar con Cniva un enorme tributo compensatorio antes de tener que cederles territorio romano. Nada más se supo de él. A su muerte siete años después de la batalla de Abrittus, su pueblo se dividió en dos grandes grupos, los godos del Este (Ostrogodos) y los del Oeste (Visigodos)
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